El día de los Trífidos (1951)

Autor: John Wyndham (1903-1969, Inglaterra)

Título original: The Day of the Triffids (inglés)

Páginas: 320

Contexto: Futuro cercano en Londres, sus alrededores y sur de Gran Bretaña. Hace algunos años se ha descubierto una nueva planta cuyo origen no ha logrado determinarse (¿experimento genético soviético? ¿esporas provenientes del espacio exterior?). De estas plantas, los trífidos, se obtiene un aceite comestible muy nutritivo y barato de producir. Debido al incremento exponencial de la población mundial, comienzan a surgir granjas de trífidos por todas partes, antes de que se consiga avanzar demasiado en la investigación de la nueva especie. Tiempo después, los biólogos descubren que los trífidos —posiblemente una hibridación vegetal-animal— son capaces de comunicarse entre sí y desplazarse, sacando sus raíces de la tierra. Los ejemplares adultos desarrollan un aguijón letal que utilizan para atacar a hombres y animales, sirviéndose de ellos como alimento...

Tema: Bill Masen es un biólogo que se encuentra internado en un hospital londinense, con los ojos cubiertos por vendas, recuperándose de una operación de la vista. Hace horas que no recibe cuidados médicos y comienza a preocuparse. Cuando al fin se quita las vendas y logra ver algo, descubre el escenario apocalíptico en que se ha convertido el mundo: La noche anterior, la gran mayoría de la población salió a las calles para contemplar unas impresionantes luces verdes que llenaban el cielo (aparentemente, la cola de un cometa que había interceptado la órbita terrestre). Todos los que vieron esas luces han quedado ciegos y deambulan a tientas por las calles.

En apenas unas horas, comienzan los saqueos y el caos. La ciudad —y, se supone, los principales centros urbanos del mundo— ha quedado incomunicada. Apenas unas pocas personas pueden ver, pero deben disimularlo porque los ciegos han comenzado a atraparlos, amarrándolos con sogas y cadenas para servirse de ellos. De las garras de uno de esos ciegos, Bil rescata a Josella, una joven con la que planean salir de la ciudad en busca de un mejor sitio donde afincarse hasta que algún grupo de salvataje extranjero llegue a rescatarlos (si es que queda un lugar en el mundo que no haya sido afectado por la ceguera).

En este escenario, hacen su aparición los trífidos. Sin nadie que controle granjas y jardines, se han liberado y deambulan en busca de carne humana para alimentarse.

Los protagonistas, en su éxodo, irán encontrando a todo tipo de personas:

Hay grupos paramilitares intentando tomar el control de la situación, erigiéndose como líderes del mundo por venir y seleccionando para ello a quienes consideran más aptos y útiles a sus propósitos. Si alguna de estas «criaturas de selección» se muestra en desacuerdo con ellos, los hacen prisioneros y los obligan a trabajar para su «causa». A cambio de su sometimiento, ofrecen protección a aquellos que pueden ver y a algunas muchachas jóvenes que cuentan con la ventaja de ser ciegas de nacimiento.

También hay un profesor filántropo, decidido a salvar a la mayor cantidad posible de ciegos, juntándolos en grupos que pone a cargo de los pocos videntes que logra convencer.

Algunos, se refugian en el retiro religioso, convencidos de que es Dios quien ha desatado su furia contra la humanidad.

Mientras tanto —sin que nadie, aún, parezca advertirlo—, los trífidos continúan desplegándose inexorablemente a lo largo y a lo ancho del planeta...

Terror. Suspense. Fantasía apocalíptica. Distopía. El día de los trífidos aborda y contiene todos estos géneros, pero es, además, un lúcido y agudo tratado sobre la conducta humana. Todo comportamiento social, ético y moral, se olvida de manera casi instantánea e incuestionable ante un cambio de circunstancias. La supervivencia individual «ciega» a los hombres, aún cuando mantener una organización social continúe siendo la mejor opción para esa supervivencia.

Dato curioso: En 1995, el gran escritor portugués José Saramago retomó el tema y parte del argumento de El día de los trífidos en su novela Ensayo sobre la ceguera (cuya lectura también recomiendo).

Una frase: «Pensar que en las aldeas que estábamos cruzando podía haber casas en las cuales sobrevivían aún algunos grupos, no era muy agradable. (...) Sentíamos que, de acuerdo con las normas más civilizadas, debíamos tratar de encontrarlos y hacer algo por ellos. Y sabíamos que, como había ocurrido antes, cualquiera de esas tentativas terminaría en un fracaso.»

También recomiendo del autor: Los cuclillos de Midwich

Tengo en cola de lectura: Chocky