Crónicas marcianas (1950)

Autor: Ray Bradbury (1920-2012, USA)

Título original: Martians Chronicles (inglés)

Páginas: 262

Contexto: Cuenta la leyenda que en 1949 Bradbury recorrió varias editoriales con dos colecciones de relatos bajo el brazo. Por motivos comerciales, los editores estaban buscando novelas y rechazaron su trabajo. Uno de ellos —casualmente llamado Walter Bradbury— notó que muchos de los cuentos sucedían en Marte y le sugirió reunirlos bajo el nombre de Crónicas Marcianas. Esa noche, Ray Bradbury la pasó en vela reorganizando esos relatos.

Así nació el libro que hoy nos ocupa, un fix-up (colección de cuentos novelada) que narra la conquista de Marte por parte del hombre desde el envío de la primera expedición (enero de 1999) hasta el asentamiento definitivo del hombre, luego de extinguirse la vida en la Tierra (2026); pasando por la supuesta desaparición de los marcianos (2001) y la colonización del planeta (a partir de 2002). Huelga decir que las fechas eran una especulación futurista en el momento en que se escribieron los relatos.

Tema: Prescindiré de contar los argumentos individuales por si alguno de ustedes aún no lo hubiese leído.

El libro cuenta la colonización de Marte pero —como es habitual en Bradbury— habla de mucho más que eso. Es una crítica a la intolerancia, al racismo, a la guerra, al afán de conquista, a la censura y a la destrucción de la naturaleza por parte del hombre.

Los marcianos son descriptos como usa sociedad culta que ha conseguido unir el arte a la vida cotidiana, haciendo de ello su religión, construyendo ciudades de singular belleza que conviven armoniosamente con el paisaje natural. Al encontrarse esta sociedad con la cultura estadounidense comienza su lenta y melancólica decadencia. No hay guerra, los marcianos se defienden como pueden, introduciéndose telepáticamente en la mente de los hombres para hacerlos vivir realidades que añoran o desean. Finalmente es el virus de la varicela (introducido involuntariamente por los terrestres) quien acaba —presuntamente— con la sociedad marciana.

Luego viene la guerra nuclear, con la cual el ser humano aniquila la vida en su propio planeta y Marte se convierte en el triste refugio de los pocos supervivientes.

Párrafo aparte merece el cuento Usher II, donde Bradbury prefigura a los bomberos incendiarios de Fahrenheit 451, esta vez al mando de un consejo de inspectores de Climas Morales.

Un libro de lectura obligada que no necesita recomendación.

Una frase: «...Nosotros, los habitantes de la Tierra, tenernos un talento especial para arruinar las cosas grandes y hermosas. No pusimos quioscos de salchichas calientes en el templo egipcio de Karnak sólo porque quedaba a trasmano y el negocio no podía dar grandes utilidades. Y Egipto es una pequeña parte de la Tierra. Pero aquí todo es antiguo y diferente. Nos instalaremos en alguna parte y lo estropearemos todo. Llamaremos al canal, canal Rockefeller; a la montaña, pico del rey Jorge, y al mar, mar de Dupont; y habrá ciudades llamadas Roosevelt, Lincoln y Coolidge, y esos nombres nunca tendrán sentido, pues ya existen los nombres adecuados para estos lugares».

También recomiendo del autor: Fahrenheit 451, Las doradas manzanas del Sol, El hombre ilustrado, El vino del estío y un largo etcétera...

En 1979, Rock Hudson protagonizó una versión para televisión de Crónicas Marcianas que se ha publicado íntegra en una página especial de este blog.

1 comentario:

  1. ¡Grande Bradbury! Comencé leyendo ciencia ficción gracias a sus bellos cuentos y en especial a este inolvidable libro que para una Navidad me regaló una amiga. Me resulta imposible no emocionarme con su prosa poética. La miniserie me gustó mucho al verla de pequeño y tras volver a verla ya de adulto, hace casi 10 años atrás, le perdoné ciertas falencias en honor a sus numerosas virtudes, En mi propio blog le he dedicado varios textos y líneas.

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