Por Iván Guevara
Autor: John Boyd (1919-2013, USA)
Título original: The I.Q. Merchant (inglés)
Páginas: 192
Contexto: Hugh Dorsey es dueño de una pequeña industria bioquímica, al borde de la quiebra por una mala gestión publicitaria de su producto estrella, el Memorazine, un fármaco para mejorar la memoria. Su hijo, Marlon, es deficiente mental. Su esposa, Liza, es alcohólica y ha desarrollado una relación de codependencia con el muchacho.
Tema: Dorsey se encuentra investigando el Hexagon Seis, una nueva droga que aumenta la inteligencia de forma exponencial. El problema es que el Hexagon Seis sólo es efectivo en el 45% de los ratones inyectados e inocuo en un 10%. El resto, desarrolla tumores cerebrales, muriendo al poco tiempo.
Pensando en la cercanía de la bancarrota y en la inutilidad de su mujer e hijo para valerse por sí mismos, Dorsey toma un camino desesperado: decide administrarle Hexagon Seis a Marlon. Si el muchacho se volviese más inteligente, le daría la posibilidad de desarrollar su propia carrera en la vida y, si muriese, le ahorraría el sufrimiento de quedar en la calle cuando la empresa quiebre. Para ser justo con su hijo y porque no podría soportar su pérdida, Dorsey se administra al mismo tiempo el Hexagon Seis a sí mismo, con la esperanza de correr la misma suerte que el muchacho cuando el tratamiento finalice, al cabo de una semana.
La primera mitad de la novela narra los acontecimientos de esa semana, los conflictos morales de Dorsey, la profunda depresión en la que cae su mujer cuando se entera lo que está haciendo y su decisión de tomar las riendas de su propia empresa, haciéndose cargo personalmente de la publicidad y distribución del Memorazine.
La segunda parte trata sobre los problemas que se presentan en una sociedad en la que algunos de sus miembros son superinteligentes. La inteligencia pura acaba anulando los sentimientos y la empatía. Al ser superiores al resto, los hombres y mujeres superinteligentes pronto ocupan todos los estratos de poder y, con el uso masivo del Hexagon Seis, comienzan a crear una sociedad de seres iguales a ellos, a costa de eliminar casi a la mitad de la población. Estos homicidios quedan sin condena, dado que en una sociedad donde la superinteligencia es moneda corriente, las leyes se vuelven innecesarias.
Mercader de inteligencia contiene el planteo más lógico, elaborado y maduro que haya leído sobre un tema nada fácil de abordar. El estilo de Boyd es exquisito, aunque sin florituras. Con grandes dosis de humor, diálogos ágiles y una elaborada construcción de personajes, logra mantener la intriga y las ganas de seguir leyendo la siguiente página. Y lo más meritorio: es una novela que dispara la imaginación especulativa del lector, renovando sus expectativas capítulo tras capítulo.
El final es coherente con la historia y no cae en la tentación de recurrir a soluciones de último momento para complacer los prejuicios morales establecidos.
Un diálogo: «—Papá, ¿por qué eres mi papá?
—Porque eres mi hijo.
Marlon pensó durante un momento.
—Te quiero mucho, papá, pero la verdad es que no sabes explicar las cosas.»
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