Frank Herbert (1920-1986)

Nació el 8 de octubre de 1920 en Tacoma, Estado de Washington, bajo el nombre de Franklin Patrick Herbert (Junior). A los 18 años, escapó de la pobreza de su casa natal para afincarse con unos tíos de Salem, Oregon (a unos 300 Kilómetros al sur, sobre la costa oeste, hablando en plata). Un año después (1939), mintiendo sobre su edad consiguió trabajo en un periódico regional. A partir de 1940, trabajó en el Oregon Statesman Newspaper (como redactor, fotógrafo, chico de los recados y lo que hiciera falta).

Durante la Segunda Guerra Mundial, sirvió a la Marina como fotógrafo durante seis meses (luego le dieron un alta médica, se casó tuvo una hija y se divorció en 1945).

En un taller de escritura conoció a su segunda esposa, Ann Stuart, con quien tuvo dos hijos; al mismo tiempo que conseguía publicar sus primeros relatos pulp en Esquire Magazine.

En 1949 se mudó a California para trabajar en The Press Democrat, donde trabó amistad con una pareja de psicólogos que le mostraron por primera vez las obras de Freud, Jung, Jaspers y Heidegger y —de paso— lo introdujeron en los principios del Budismo Zen. Estas lecturas tendrían una influencia fundamental, años después, en su obra más madura.

En 1959, su esposa consiguió un empleo que la convirtió en el sostén económico de la familia y Frank pudo dedicarse a la escritura a tiempo completo. Para esa época, una revista le encargó un artículo sobre las dunas de arena de Florence (Oregon) y él se apasionó hasta tal punto que pasó seis años investigando sobre el tema.

Nunca terminó aquel artículo, pero en su lugar escribió Dune, novela publicada originalmente en dos entregas (en 1963 y 1965) de la revista Analog. Un editor de manuales para reparación de automóviles se fijó en él, le pagó un buen dinero por reeditar la novela y así... Nació un editor de novelas de ciencia ficción y uno de los escritores más importantes del siglo XX...

Durante los años ‘70s, en pleno éxito de su carrera, Herbert se convirtió en un defensor público de la ecología y la lucha contra el cáncer (esto último, impulsado por la tragedia que le tocó vivir a su mujer).

Ganó unos cuantos premios, pero no vamos a desglosarlos aquí porque a él —a decir verdad— no le importaban gran cosa.

Por culpa de una embolia pulmonar masiva, el 11 febrero 1986 fue el último día de su vida. Tenía 65 años.

Libros reseñados:
El cerebro verde

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